4.2.08

¡Que vienen otra vez!

¡Madredelamorhermosobendito! No quiero repetirme, pero tengo que hacerlo: ¡y yo con estos pelos! Es cierto. Ya estamos otra vez en campaña electoral, y parece que fue ayer... ¡Señoras y señores! ¡Ha llegado el mercado persa! Recuerdo aquello que nos parecía tan gracioso en Lo que el viento se llevó: "Un par de acres y ¡Una mula!". JA, JA, Ja, ja... Claro, como no tenemos ni puñetera idea de lo que es un acre, y sólo tenemos una referencia lejana de lo que es una mula, pues así nos pasa... que nos hace gracia. Pero probad a poner cualquier informativo en cualquier radio o televisión y miradlo con ese ojo crítico que todos tenemos y que a veces queda tapado por nuestra supuesta inteligencia... ¿ya? ¿y ahora qué? ¿a que ya no os hace tanta gracia? Un día nos van a sorprender con una promesa del tipo: ¡a todos los que depositen nuestra papeleta en la urna, les daremos un bocata de queso con una pepsi cola; si a alguien no le gusta el queso, lo cambiamos por uno de mortadela de aceitunas!... Porque realmente: ¿qué más nos pueden prometer? ¿Pasta? ya lo hacen. ¿Salud? lo hacen. ¿Amor? No sé si como promesa electoral, pero no podemos negar que todos los candidatos nos quieren amorosamente (otra cosa es que se quieran entre ellos, ¿verdad, Ruizga?) Unos se van a las residencias de ancianos y mientras les dan conversación a los viejecillos, les meten la papeleta en el bolsillo de la chaquetilla de lana. Otros se van a una casa okupa y les arreglan los techos, que los tienen hechos un desastre, mientras les meten la papeleta enrollada en el piercing del ombligo. Otros les dejan a los banqueros la papeleta pegada en la palma de la mano después del apretón... En fin, un sin vivir. Y otra cosa: que no vuelva yo a oir a nadie que los políticos no trabajan, porque eso ni de coña. Hay que ver. ¡Qué trajín! Que están hoy en Albacete y mañana en Bollullos del Condado. Que se acuestan esta noche en Lepe y amanecen mañana en Esplugues de Llobregat... Y en cada sitio prometiendo algo nuevo... Que tiene su mérito, oye. A ver cuántas cosas se te ocurren a tí en sesenta días, a promesa diaria. Y así les luce el pelo, que empiezan prometiendo los famosos eurillos de reparto de beneficios y claro, acaban prometiendo cosas como alicatar hasta el techo todos los baños, sin excepción. ¿Y eso de lo que se puede decir o no en una campaña electoral? Eso tiene también su gracia: oiga usted, señor político: ¿a usted le parece mal la ley del aborto? "Por supuesto" ¿Y la de matrimonios homosexuales? "Evidente" ¿Y la del divorcio express? "Eso es una aberración que ataca directamente a la familia, válgamedios" ¿Y qué piensa hacer? Eliminarlas si usted gobierna, ¿verdad? "Hombre, tampoco hay que ser tan radicales... eliminarlas, eliminarlas, no... quizá arrinconarlas, hacerles el vacío, no sé, dejarlas de hablar... pero eliminarlas... je, je... qué cosas tiene usted, señor preguntador... ¡uy! me voy corriendo que tengo las judías pintas en el fuego y luego se me pegan" Y así con todo. En fin, que empieza la campaña electoral (bueno, que ya casi ha empezado) y vamos a ver cuánto nos reimos esta vez... lo peor es que no tiene ni puñetera gracia, claro, porque estos charlatanes profesionales, estos vendedores de tres al cuarto, son los que después nos tienen que "gobernar" y ahí ya no sé, pero yo no me siento nada tranquila, la verdad. Me veo el día 9 de marzo, frente a la urna, mientras un señor con una chapita me abanica, otro con otra distinta me hace un masaje en los pies y otro con una pegatina porque no le da el presupuesto me prepara un daikiri, jugando al pinto pinto gorgorito para elegir la dichosa papeletita... que esto no es vida...¡y lo que nos queda! ¡qué ansiedad! ¡qué stress! A ver si alguno me promete ese viajecito a las Seichelles que tanto tiempo llevo reclamando, y se dejan de tanta tontería. Mientras tanto, eliminaré los informativos de mi televisión y mi radio (ya lo he hecho con Telemadrid, así que si puedo eliminar un canal entero, también puedo eliminar un cachito) y me dedicaré a los ejercicios espirituales.
Ale, que os sea leve.