22.10.06

Pedro y el señor negro

El otro día entré a la tienda de mi barrio porque mi hija quería un aspito. Los aspitos (para quien no lo sepa) son una especie de gusanitos pero en gordo; mi hija es adicta a los aspitos, y yo, como no quiero verla delinquir para conseguirlos, pues se los compro (el sufrimiento de una madre no tiene límites). Pues bien, entré a esa tienda que hay en todos los barrios, muy pequeñita, dedicada al maravilloso mundo del "ultramarino" y llena de carteles escritos a mano con ofertas de tipo: "Galletas María, 1,50" o "Tomate Apis, 0,90" Mi tendero se llama Pedro, y su mujer Pili (unos nombres que ni pintados para ser tenderos de barrio) A mí, sinceramente, nunca me cayó bien Pedro. No sé, por un lado, no me gusta nada su jeta (esta frase se la tomo prestada a don Santiago Bernabéu, que no es que conociera a mi tendero, pero la decía mucho) y por otro, hace como dos mil años (tendría yo unos doce o trece, así que calcula...) dijo una bonita frase que se me quedó grabada en el disco duro y hasta el día de hoy no se me ha borrado. La frase era tal que así: "mi mujer (Pili) es una mujer como es debido. No sale por ahí ni a fumar ni a golfear ni nada, sólo sale conmigo, porque a ver dónde va a ir si no" repito: "a ver dónde va a ir si no"..... Si lees esta frase, seguramente pienses que yo tenía doce años allá por el Neolítico, pero ya te digo yo que no (además, creo que en aquella época no había tiendas de barrio) esto podría ser más o menos a mediados de los ochenta, así que os podéis ir haciendo a la idea de la clase de persona que es mi tendero... Por supuesto, yo no suelo comprar allí, pero aquel día el síndrome de abstinencia de mi hija me hizo parar y entrar (hay que vivir un "mono" de aspito para saber lo que es) y casualmente, en la tienda había un señor negro. No vendiendo, no, que allí estaba Pedro, claro, sino esperando para comprar. Ya me llamó la atención que le mirase demasiado (Pedro al señor negro) sobre todo a las manos, seguramente por si se llevaba algo, pero en principio no le dí demasiada importancia. Cuando le tocó, pidió una barra de pan. Pedro, aunque tenía pan al lado, se fue a la trastienda a buscarla y se la dió al señor negro en la mano, así, sin bolsa ni ná ni ná. El señor negro (perdón por llamarle todo el rato así, pero es que no le pregunté el nombre) le dijo en un español bastante regulero, que le diera una bolsa, y Pedro se la dio, mascullando que las bolsas valían dinero y no estaban las cosas como para malgastar. Entonces, al señor negro se le encendió una lucecita y se dió la siguiente conversación:
SEÑOR NEGRO: ¿Por qué no me das el pan de ahí?
PEDRO: Pero si es igual
S.N.: Vale, pues entonces cámbiamelo. Lo quiero de ahí.
Pedro le miró mal, pero se lo cambió. El señor negro pagó y se fue. Y aquí es donde entro yo a todo esto. Se vuelve mi tendero y me dice:
P:¿Has visto que humos traen estos?
YO: ¿Qué? (así, como despistada)
P: Estos negros, que se creen que vienen a que les sirvamos.
Y: No, creo que se ha creido que el pan que le dabas no era bueno.
P: Hombre, pues era descongelado, pero de ayer,no de hace un mes.
Y: ¿Y por qué no le has dado el de hoy?
P: Pero si no saben ni lo que es el pan, como van a distinguir.
Y: Pues este parece que sí
P: Lo que yo te digo, que vienen con humos, y al final va a haber que echarlos a patadas.
Y: Eso, como a los judíos y a los moros...
P: Esto no se lo puedes decir a todo el mundo, porque te tachan de racista
Y: Valiente tontería
P: Claro, yo no soy racista, pero no me gusta que vengan aquí como si fueran alguien
Y: En eso tienes razón, ya les vale creerse alguien
P: ¿Lo ves? si es que todos pensamos igual, y el zapatitos nos va a joder
Y: Vivos
P: ¿Qué?
Y: Que nos va a joder vivos, dame un aspito, anda, que se me revoluciona la niña
P: ¡Qué guapa está tu niña! Para ser china, es monísima
Y: Sí que es verdad, y tú para ser español, mira que eres feo
P: Ja, ja, ja, qué gracia tienes
Y: Pues sí, ala, adiós
P: Adiós, maja

Salí de la tienda con un estado de ánimo calentito, calentito, que se llama. Si hubiera sido violenta, Pedro ya no tendría tienda, pero no lo soy. Le dije a Nadia: júrame que no vendrás nunca aquí ni a comprar aspitos ni a comprar nada. La niña le metió un bocado al aspito y me miró fijamente, entonces me dijo: "atachaopamama" (o algo así) Me quedé mucho más tranquila...

10.10.06

La pena de muerte

Hoy es el día mundial contra la pena de muerte, y pena precisamente es lo que me dan los que la defienden y puritito asco los que la practican. ¿Por qué pena? pues porque en realidad son marionetas malinformadas durante cientos de años, y es difícil cambiar una realidad así. Los que la defienden afirman que es la única forma de acabar con el crimen y los criminales, algo a lo que ya no sé cómo contestar, porque parece que no les sirve como argumento lo de que en los países que la practican no dejan de practicarla, algo que desmorona esta teoría si lo piensas bien (aunque creo que lo de pensar no va con ellos). Como no sirve este razonamiento, vamos entonces por el argumento del error:
En agosto de 2006, se indultó a Lena Baker, de Georgia, ejecutada en 1945 por el asesinato de su jefe. Dado que había actuado en defensa propia, podía haber sido acusada de homicidio no premeditado, delito menos grave que conlleva una condena media de 15 años (indultar 61 años después de asesinarla a una persona hace, por supuesto, que sus restos descansen mucho más en paz)
En 2004 se ejecutó a Cameron Willingham, de Texas, condenado por la muerte de sus tres hijos en un incendio ocurrido en su casa en 1992 a pesar de los testimonios de expertos en incendios provocados, según los cuales el incendio fue accidental. (Debe ser que los expertos no tenían demasiado crédito, porque si no, no me lo explico)
Esto, por supuesto, si hablamos de los USA, que aún reconocen sus errores. Si nos vamos a China con 3.400 ejecutados (reconocidos, que hay quien dice que pueden llegar a 10.000), o a Irán o a Vientnam, los 4 países que ostentan el récord de ejecuciones en el mundo, seguramente nos encontraríamos más aberraciones a los derechos humanos de las que podríamos soportar.

Mi pregunta es: ¿quién tiene el poder de decidir sobre la vida de otro? los defensores a ultranza de la pena capital contestarán inmediatamente que tampoco los asesinos la tienen, y yo estaré de acuerdo, pero entonces lo único que demostramos es que los que tenemos de nuestro lado la justicia, y supuestamente la razón, somos tan cabestros (y perdón a los cabestros por la comparación, pero no encuentro otra más acertada) como ellos.
Otra de las famosas justificaciones pro-asesinato legal es la de que mantener a delincuentes peligrosos en las cárceles supone un gasto inútil para la sociedad, algo también fácilmente rebatible (¡Oh! ¡El dinero! ¡Cuántos argumentos es capaz de dar y cuántos de ellos sin sentido!) Contra esto, yo afirmo que las cárceles no deberían ser nunca aparcamientos, sino lugares donde el fin sea la reinsercion (por eso tampoco creo en las cadenas perpetuas) y donde además se puede conseguir que los internos "paguen" a la sociedad sus culpas mediante trabajos dirigidos. ¿Cuál es el problema? pues que para esto básicamente hay que pensar, hacer trabajar un músculo que tienen tan, tan atrofiado en países como Irán, Vietnam, China y los todopoderosos United States of America, que es prácticamente imposible que lo hagan sin tener una contractura o similar en el mismo.
Me encantaría que este texto en concreto suscitara algún tipo de discusión (aunque me temo que los pocos que entráis por aquí pensáis más o menos como yo) porque creo que el tema es sumamente grave, aunque no tengo demasiadas esperanzas en que esto cambie. Por un lado, países como China, Vietnam e Irán no se caracterizan por su respeto a los derechos humanos, así, en general, y no creo que nos hagan demasiado caso a quienes pretendemos cambiar su forma de ver las cosas, especialmente porque desde nuestra comodidad diaria es difícil que se nos escuche. Por otro lado, el gran gigante contradictorio acaba de aprobar una ley que permite la tortura, y al mismo tiempo se declara paladín y defensor de la democracia en el mundo, algo que deberían tratar psiquiatras, a ser posible con medicación (y mucha) y no simples personitas de a pie como nosotros.
Por si acaso alguien quiere hacer algo más que escribir unas palabritas, aquí os dejo el enlace del informe de Amnistía Internacional, y os animo a que, si no os viene mal, colaboréis de alguna forma con alguna de las campañas que llevan a cabo. Poco más puedo hacer por ahora, pero si me entero de algo, os mantendré informados:
http://www.es.amnesty.org/temas/pena-de-muerte/





5.10.06

Madrid

Como ya dije anteriormente, estoy en fase de reconocimiento de mis propios errores, que son muchos, he de decir, y que me llevan inevitablemente al infierno (si es que existe) pero como un día a mis papás les dió por apuntarme a la iglesia católica (era lo que se llevaba, tampoco voy a culparles), y ya no te puedes borrar, pues yo voy a aprovecharme de esta circunstancia por una vez y voy a llevar a cabo el famoso arrepentimiento, que te libra de todos los pecados, a ver si así con un poco de suerte no me chamusco en las calderas de Pedro Botero... Pues bien, mi pecado de hoy es uno que tenemos sobre la nuca muchísimas personas, pero no por ello somos menos culpables: soy madrileña. Sí, así de duro. Y lo peor es que no sólo lo soy yo, sino que además mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos también lo son. No sé si con tanto tropiezo encima tendré derecho a la salvación eterna, pero yo por si acaso, voy a intentarlo. Ser madrileño en esta época de peperos borrachos de venganza, de antirubianistas iracundos, de Federicos ulceríticos (ver artículo anterior) es, señoras y señores, una soberana putada. ¿Por qué? pues porque cada vez que sales del terruño, la gente te mira mal, incluso llega a insultarte, considera que eres un facha extremista, un centralista brutal y que vas quitándole las piruletas a los niños en la calle, fíjate lo que te digo... Pues yo, pese a que me arrepiento, y como ya no me queda otro remedio, pues te digo que deberían mirar a otras cosas, como por ejemplo a mis abuelos, que mientras en otros sitios donde ahora nos llaman fachas se rindieron al oir el primer tiro en la guerra, estuvieron aguantando un asedio brutal de la ciudad, intentando defender lo que ellos consideraban la dignidad y la democracia, como casi toda la gente de la ciudad, y después también estuvieron aguantando los paseítos del tío Paco Castellana arriba y abajo viviendo 40 años en una especie de pesadilla de la que todavía no se han recuperado. O también mi abuelo, que tuvo que demostrar ("demostrar", que tiene tomate la cosa) que no tenía ningún carnet de partido (había luchado en el bando republicano) para poder volver a su puesto de barrendero en el ayuntamiento (sí, de barrendero) O mis padres, que fueron a la manifestación posterior al golpe de estado del 23-F, como miles de personas (creo que también madrileños, o al menos de adopción) también en defensa de la democracia.
¿Sabes qué? Que me he ido encendiendo, encendiendo, y no me apetece arrepentirme ahora. Ahora lo que me apetece es ser madrileña, le pese a quien le pese, y decir que somos muchos los que estamos en contra de los cuatro zumbaos que hay aquí y en todas partes, que en el Ayuntamiento de Madrid gobierna quien gobierna porque muchos de los que en su día defendieron a quienes organizaron un levantamiento militar, vinieron del pueblo a ocupar casas que no eran suyas, que en la Comunidad gobierna quien gobierna por los errores sin sentido de quienes fueron votados por la mayoría, y que Madrid no es, ni ha sido nunca, facha, que a todo el que ha venido aquí se le ha acogido sin tener en cuenta su raza, o su procedencia, que me toca mucho las narices la mierda esa del centralismo, que por mí se podrían llevar todas las "instituciones" al desierto de Almería, pongamos por caso, y declarar capital, por ejemplo, a Villarobledo de Arriba, que seguramente les vendrá mejor y sabrán lo que es que todo dios vaya a manifestarse a su pueblo con el consiguiente cabreo de los que sólo intentamos ir a currar.....................................................................................................................
Vaya, pues sí que me he encendido a lo tonto a lo tonto... ya lo siento. El caso es que desde aquí os invito a daros un paseito por mi pueblo, sobre todo a tomar el vermú el domingo por la mañanita, y a poneros finos a cañas y a tapas, más que nada para ver que a la inmensa mayoría de los madrileños, todo esto que venden los políticos de turno nos la suda bastante (aviso: yo no invito, ya os lo digo para que no os hagáis ilusiones, que está mu mal la cosa) Ala, a ser felices.