31.1.07

Sólo para mujeres

Hoy me he levantado de la forma más tonta que se puede levantar una: tonta. Sí, un poco estúpida, no sé, de esa forma que sólo nos podemos sentir las mujeres, en ese estado de melancolía apática en que miramos a nuestro alrededor con cara de que no nos importa nada un carajo, y quien nos pueda llevar la contraria es un imbécil o lo que es aún peor: ¡¡un hombre!! Ayer escuché que en esos días, o en ""ESOS DÍAS"" (como dirían nuestras madres, así, en mayúsculas y recalcando las comillas) lo que nos pasa exactamente es que nuestras hormonas se revolucionan, algo que ya me parece suficientemente preocupante, porque no estoy preparada para una revolución de ningún tipo, mucho menos para estarlo si eso pasa justo dentro de mi cuerpo, mira, se me ha puesto la carne de pollo sólo de pensarlo... ¿Y por qué se revolucionan? Pues porque, y aquí viene la paradoja: se eleva nuestro nivel de hormonas masculinas................. ¡toma del frasco, carrasco! Así que en realidad lo que nos pasa es que de ser féminas delicadas, amables, bien educadas, etc... pasamos a ser camioneros hechos y derechos (¡ojo! que yo no tengo nada en contra de los señores conductores, que mi familia ha vivido del volante muchos años) Ahora me parece que lo entiendo todo, ahora comprendo de verdad nuestra melancolía: te explico: ¿cuál es el pasatiempo preferido de cualquier hombre macho? y tú me dirás: ¡el fútbol! y yo te digo: falso. El pasatiempo sin el que no pueden vivir los seres humanos de género masculinoide es........ ¡tocarse los huevos! y no lo digo en sentido metafórico, lo digo en sentido completamente real. Fíjate si no me crees: ¿qué hace un hombre mientras ve la televisión? pues tocarse los huevos, claro. ¿Y mientras habla con otro hombre? tocarse los mismos con más efusividad, es decir, rascarse. ¿Y cuando va andando por la calle? darse golpecitos de vez en cuando para colocárselos... ¿Y tú crees que lo hacen porque les moleste? No, hija, no, lo hacen para tener la constancia absoluta de que siguen ahí, de que nadie se los ha llevado, de que el orden mundial puede estar tranquilo, porque todo sigue perfectamente en orden (valga la redundancia) Y ahora vuelvo a mi reflexión (absurda, ya lo sé, pero nadie te obliga, ya lo sabes) ¿por qué estamos melancólicas las mujeres en estos días tontos? Pues es evidente: ¡¡porque no tenemos nada que tocarnos!! (Bueno, un ser humano de género macho diría que tenemos cientos, incluso miles de cosas que tocarnos, pero es que nosotras somos de género más práctico, y sabemos que lo que tenemos, más arriba, más abajo, más elevado, más caído, no nos lo van a quitar así, de repente) Claro, nos sentamos a ver la tele, y nos sentimos como vacías, como apáticas. Hablamos con alguien y tenemos una desazón extraña que no sabemos a qué viene. Caminamos por la calle y no nos llena ni el mejor escaparate del mundo. Nos falta algo... no estamos completas... Pues bien, aquí estoy yo para solucionar esta desazón eterna: llevemos todas las mujeres del mundo algo que tengamos que comprobar cada cinco minutos que sigue ahí: un objeto, algo pequeño... no sé, algo... Seguro que nuestro estado mental mejora, y veremos la vida de otro color. Seguro.
Señores científicos: si esto era así de fácil, ¿por qué nos han tenido tanto tiempo engañadas? ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué se me pira tanto la pinza? ¿Será también algo hormonal?

Lamento esta divagación tan estúpida, pero tenía que compartirla... así que ahora me voy a preparar un café y voy a sentarme a ver la tele o algo. No os preocupéis, ya he cogido un peluche para no sentirme vacía.

Por cierto, los que habéis leido esto pensando que iba de guarradas por el título, os jorobáis, que yo soy una mujer muy fina y no hablo de según qué cosas. Ala, hasta la próxima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es duro admitirlo, pero mientras leia esto, me estaba rascando y no he podido evitar reirme un rato...
Un abrazo,
SG