Es muy difícil encontrar un espectáculo teatral en el que el corazón se mantenga encogido durante casi dos horas, en el que la piel de gallina sea constante, y la lágrima esté a punto de salir en tantas ocasiones... Esto es La barraca del zurdo, de la compañía granadina Laví e Bel...
El montaje cuenta la historia de Daniel Buenaventura "El zurdo", un gran lanzador de cuchillos, y de su mujer: Aurora. 90 años de historia vivida por sus protagonistas: sus hijos y sus nietos. 90 años de compromiso político y de lucha ante la adversidad de la dictadura, de esa dictadura que muchos quieren hacer creer que no existió, que nos inventamos todos, que sólo es tinta sobre papel en los libros de historia...
Pero lo más importante de esta obra no es la historia de uno más de tantos artistas de variedades, sino la palabra que lo surca de principio a fin: Resistencia. La resistencia ante lo más doloroso: el exilio, la huída obligada del horror, de la opresión, del hambre. Eso que ahora nuestra ministra Fátima Báñez denomina el "espíritu aventurero". Pues sí. Lo más escalofriante de esta barraca es su sentido de actualidad, de modernidad. Lo más duro de digerir es que estamos cerca, muy cerca, de las vivencias del Zurdo... y que a poca gente le importa.
La barraca del zurdo es un montaje necesario porque retrata el dolor de una generación perdida, la misma que perdemos ahora. Porque necesitamos que nos muestre, como un espejo, hacia dónde vamos, para poder parar a tiempo. Es una lástima que en Madrid sólo hayamos podido verla unos pocos cientos de personas, con lleno cada uno de los seis días en La Cuarta Pared, porque deberíamos verla miles, millones...
Desde aquí digo que necesitamos que La barraca vuelva, que se ancle en Madrid un tiempo, y que, gota a gota si es necesario, todos pasemos por ella. No ya por las magníficas interpretaciones de Nerea Cordero, Piñaki Gómez, Larisa Ramos y Antonio Ramos Leiva, o por la estupenda dirección de Emilio Goyanes, que sólo ellos lo merecerían, sino por todo lo que nos muestra de nuestra propia vida. Necesitamos esta Barraca. Y espero que nos vuelva, y que nos llene de esa RESISTENCIA, con mayúscula, que tenemos que recuperar y poner en práctica.
Si pasa cerca de ti, no te lo pierdas. La barraca del zurdo es un montaje necesario.
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