Hoy cuando volvía de comprar viandas (una puede ser maruja provisional, pero mantiene el nivel) con un calor sofocante y unas ganas de llegar a casa a tomarme un litro de agua, o dos, escuché una conversación muy interesante entre dos mujeres de unos 50 años, que decía así:
1 - ¿Cómo voy a creer en Dios, si desde que murió mi padre se me han muerto cinco o seis personas queridas? Así yo no puedo creer.
2 - Pero eso es porque os engañan. Os hacen creer que Dios tiene la culpa de todo lo malo, y no es verdad. La culpa la tenemos nosotros, que no somos puros.
1 - Pero entonces, si no somos puros, será que Dios nos castiga.
2 - Dios no nos castiga, nos lo hacemos nosotros mismos
1 - ¿Qué me estás diciendo? ¿Que yo he matado a mi padre y a todos los demás?
2 - Hombre, tampoco es así, vente conmigo que te explico cómo es la ascensión a los cielos...
Me habría ido detrás de ellas para escuchar el final de la conversación, pero por un lado me parecía mal andar persiguiendo a estas señoras, no fueran a creer que era una asesina en serie o similar, y por otro lado la verdad es que tampoco me importaba tanto, así que seguí mi camino y me hice las siguientes reflexiones: ¿Cómo es posible que esa mujer, llamémosla uno, no tuviese claro si se le habían muerto cinco o seis personas queridas? Entonces no serían tan queridas, ¿no? ¿Sería verdad que esa otra mujer, llamémosla dos, tuviera el secreto de la ascensión de los cielos? Y lo más importante: ¿Cómo se puede reflexionar sobre algo tan profundo con cuarenta grados a la sombra? Evidentemente, la sujeto dos era de esos Testigos de Jehová que te ponen el pie en la puerta cuando quieres cerrársela en las narices porque no te interesa saber cómo se asciende a los cielos por la via rápida, y yo asistí al principio de una captación en toda regla. Esto me hizo refirmarme en mi convicción de que todas, absolutamente todas las religiones son como un banco: te ofrecen mucho para después cobrarte comisiones e intereses. Me explico: todas te ofrecen el cielo, el cielo de cada una es el mejor: el más amplio, el mejor decorado, el más feliz, el que tiene más diversiones (sin pecar, ¡ojo!, diversiones del tipo jugar al cinquillo o al corro de la patata, que otras no se me ocurren) pero después, cuando ya te tienen convencido, tienes que "pagar los intereses", es decir, ir a algún lugar algún día determinado a aburrirte junto con otros captados escuchando a uno o varios señores, dar dinero (esto es ineludible en todas) para ayudar a mantener la orden, que digo yo que si es verdad que lo material no cuenta, no entiendo ese afán por tener el bolsillo lleno que tienen todos los religiosos; intentar captar a otros feligreses de entre tus amigos o conocidos (ellos no lo llaman captación, claro, lo llaman "evangelización" que es mucho más fino)... o sea, que no sólo tienes que ser bueno con los demás, sino realizar un trabajo físico, y otro económico... pues sin saber si lo del cielo es verdad o no (mi abuelo decía que debe ser verdad y debe estar muy bien porque ninguno ha vuelto, pero que prefería comprobarlo más bien tarde) pues yo he decidido declararme agnóstica. Sí señores, lo digo públicamente: soy agnóstica. Y no me declaro atea por si existe el cielo, no vaya a ser que al final me quede sin verlo. A mí que me demuestren (aquí y ahora, y no cuando me muera, que vete tú a saber entonces qué es lo que pasa) que si estás en contra de cualquier avance de la ciencia (exceptuando la armamentística, claro) que consiga salvar vidas, o en contra de cualquier método anticonceptivo que también consiga salvar vidas, o en contra de grupos sociales simplemente porque no viven la sexualidad igual que tú, considerándolos enfermos o mucho peor: depravados, o en contra del que practica una religión diferente a la tuya, hasta el punto de llegar a bombardearlo o a meterte en uno de sus restaurantes con un cinturón de bombas atado al cuerpo y acercarte al grupo más numeroso (si en él hay niños, mucho mejor, porque así eliminas futuros "infieles") reventándote después con el fin de obtener pasaporte directo al paraíso, o en contra de cualquier avance social que no se adecúe a tus pretensiones, etcétera, pues que me demuestren que así eres más feliz, más bueno y Dios te premiará con cosas como que no se te mueran "cinco o seis personas queridas" o con la lotería, que ya se sabe que las penas con pan son menos. Si alguien es capaz de demostrármelo, aquí me puede dejar su teléfono, que yo ya me pongo en contacto y me lo pienso más seriamente, que no os creáis que ser agnóstica es maravilloso, que en realidad no te pasa nada mejor ni peor que al resto del mundo, y si va a haber un cambio tan sustancial en mi vida, pues a lo mejor me lo planteo y me hago creyente, que nunca se sabe... Pero absteneros si me vais a prometer el cielo, que yo en eso estoy con mi abuelo: prefiero comprobarlo de aquí a muy tarde, y si he de ir al infierno, pues oye, qué le vamos a hacer, ya me buscaré la vida para quemarme lo menos posible. Espero vuestras ofertas...
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